viernes, 20 de noviembre de 2009

PERFIL CRIMINOLÓGICO DE LOS CIBERCORSARIOS.



Son auténticos genios de la informática, entran sin permiso en ordenadores y redes ajenas, husmean, rastrean y a veces, dejan sus peculiares tarjetas de visita. Los Hackers posmodernos corsarios de la red, son la ultima avanzada de la delincuencia informática de este final de siglo.
Parecen más bien una pandilla que se divierte haciendo travesuras. El hecho de hacer saltar por los aires las encriptadas claves de acceso de los ordenadores más seguros del mundo, entrar en las redes de información de Gobiernos y organismos oficiales, y simplemente, echar un vistazo y salir dejando una pequeña tarjeta de visita, parece suficiente para estos corsarios posmodernos, que no roban, no matan, no destrozan, simplemente observan. En 1996 observadores informáticos accedieron 162.586 veces a las bases de datos estadounidenses, que presumen de ser las mejor protegidas del planeta.
Kevin Mitnik quien con solo 16 años fue un pionero, impuso su lema "La información es pública, es de todos, y nadie tiene derecho a ocultarla" y cuando fue detenido sostuvo que no se creía un delincuente y decía "Un Hacker es solo un curioso, un investigador, y aquí vuestra intención equivale a enviar a un descubridor a la hoguera, como lo hacia la inquisición"
Una cosa esta clara, mientras los cibercorsarios se esfuerzan y mejoran sus esfuerzos por hacer saltar los sistemas de seguridad de los computadores más controlados, las compañías desarrollan mecanismos de protección más sofisticados. En el "Jargon File" se ha publicado un compendio comprensivo del Hacker que comprende su tradición, folklore, y humor.
Este documento es una colección de términos utilizados en la "Subcultura del Hacker" aunque en el se incluyen términos técnicos, intentamos describir el modus vivendi del Hacker, en el que tendrá valores compartidos, sus propios mitos, héroes, diversiones, tabúes, sueños, hábitos, etc.
Esta Subcultura ha nacido aproximadamente hace 40 años compuesta por personas particularmente creadoras, y como en toda Subcultura el vocabulario particular del Hacker ha contribuido al sostenimiento de su cultura, además de ser utilizado por un lado como una herramienta de comunicación, y por otro de inclusión y de exclusión. Son conscientes e inventivos en el uso del idioma, rasgos que parecen ser comunes en niños y jóvenes.
Se denomina a la Subcultura del Hacker hackerdown y su intención es extenderse prefiriendo calidad más que cantidad.
A decir de los subculturalistas podríamos definir al Hackerdown como un nuevo tipo de subcultura con un factor criminógeno latente. Opinan que las pandillas, lejos de hallarse desorganizadas, se encuentran sujetas a un sistema de valores, normas y conductas compartidas que constituyen su propia cultura; claro está que la subcultura no coincide con los valores y normas centrales u oficiales y constituye una suerte de sociedad de recambio.
Cohen acentúa el hecho de que la delincuencia subcultural no aparece como una dinámica antisocial, sino disocial, donde el grupo tiene su sistema de valores, sus propias normas sus formas de Status, sus reglas de prestigio. Diríamos, en términos conductistas, que los miembros de grupo tienen sus propios impulsos, sus modelos y refuerzos, modo de satisfacerlos y gozan de la aprobación del grupo, ello refuerza la conducta criminógena.
A diferencia de las personalidades antisociales, los delincuentes Subculturales (dysocial) pueden desarrollar lazos interpersonales genuinos, compartiendo un continuado y significativo aprendizaje de evitación (de la detección o de la condena)

Atte

Rofer Frías

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